Nadie como tú

 







No te conozco,

pero el espíritu durmiente del bosque

que habita en mi pecho inerte

late solo por ti.


Te he visto en mis sueños

dibujada entre las nubes,

cual aguerrida Valquiria

(que aguarda]

a las puertas del Valhalla


Todavia no se tu nombre

a pesar de las incontables veces

(en las que me lo has susurrado]

con sutíl delicadeza,

en las hojas arrastradas por el viento,

en el impetu salvaje de la tormenta,

en la quejumbrosa letanía

que en mi corazón transita.


Tuyo fue siempre mi frágil cuerpo

y mi alma inmortal.

pues así fue escrito

lo que es y lo que será.


Y llegará entonces un nuevo amanecer,

y el mundo, otrora gris y enfermo florecerá,

cuándo mis labios se fundan con los tuyos

cómo la nieve sobre las olas del mar.

                                                                                           DÆNOR

        

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