Sirenas
Y la noche se derramó
sobre nuestras cabezas
como la espuma salvaje
de un mar embravecido.
Nos supimos entonces
afortunadamente indefensos,
y atrapados bajo su fugaz hechizo
nos dejamos arrastrar
desnudos y extasiados
al arbitrio de sus mareas.
Y nos perdimos lejos, muy lejos,
entrelazados bajo sus aguas
nos fuimos sumergiendo,
en los misterios del alma.
Allende el mundo perece
partimos para nunca más regresar.
A través del tiempo y el espacio
navegando a la deriva
de un cielo inmaculado.
DÆNOR

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